martes, 17 de marzo de 2009

MI LIBRO DE LA SEMANA

John Maxwell Coetzee premio Nobel 2003 ha creado en esta novela a un personaje a mi parecer memorable, reflejando en él todo el sufrimiento vivido por la gente de color en la Sudafrica del apartheid.Es que Michael K logra conmover al lector envolviéndolo en la calides de su alma y demostrándonos que a pesar de las desdichas acarreadas desde su nacimiento,el ser humano puede mantener su dignidad y su bondad así como su inocencia que contrasta con el ambiente hostil de su país tan desgarradoramente inhumano.
Esta es mi humilde opinión sobre la novela VIDA Y ÉPOCA DE MICHAEL K

El Hombre de Arena

lunes, 16 de marzo de 2009

OYEME

Oyeme...
Oyeme en la lejanía
de la ausencia,
donde las manos
del olvido
se crispan en tu recuerdo.
Oyeme
en los pasos de la lluvia
donde cada gota
es un poco tuya
y aun un poco mía.
Oyeme
en el triste
susurro del viento
que pasa llorando ante ti.
Oyeme
en la lengua del fuego
que ha tatuado mi alma,
con las cenizas de tu piel.
Oyeme
en el choque de los besos
que retumban en el eco
de la oscuridad,
y se pierden en la boca del deseo.
Solamente oyeme en cada palabra tuya
en cada minuto de esta amarga vida,
solamente oyeme,
oyeme...


( A MB)

MARIONETA DE LA MUERTE

Juega con sus manos
a la triste ilusión
de tener.

Pero el aire le devuelve
solo ausencia y realidad,
en él hay hambre
y una esperanza apagada
del pan que ya no esta.

Triste ocaso es tu niñez
marioneta de la muerte
que no aprenderá a vivir.

( A Carlitos que hurga en la basura,
y yo solo puedo darle este triste
poema, ¿por qué?)

domingo, 15 de marzo de 2009

POEMA AL CUERPO

Fricciónes de cantos
ondulados,
resquebrajos del silencio
en la hora de su muerte.
Inerte tiempo despojado
de vejez,
en su callado nacimiento
de ser siempre
el mismo.
Cúpula o iglesia
de tentaciónes
que cubre el alma.
Pobre cuerpo ahogado
en sangre,
condenado a ser
sólo sombra
andante y danzante
bajo la luz
del sol.

Al Flaco Spinetta

  Te miro desde mi tiempo oigo tu voz fina y ardiente, una musa  se baña en tus rulos, y la otra coquetea con las cuerdas de tu guitarra rud...