domingo, 27 de diciembre de 2015

La resurrección de los aromas.


Hoy había flores
explotaban
sobre tu pequeña tumba,
vos solías olerlas
una por una
habías cultivado
esa paciencia
milimétrica
del sabio con el aroma,
hoy pase caminando
y vi tantas flores sobre vos
volví a sentirte cerca
recordé esa mañana
cuando envuelto
en tu frazada roja y negra
te deje en ese pozo
en esa tierra dura
en la boca de la muerte,
los seres pasan por la vida
con un propósito decía mama
pero vos pasaste tan rápido
que apenas pude disfrutarte,
la muerte llega justa y precisa
no falla es perfecta,
el tiempo es una nube
que se arma y se desarma
como una gasa vieja
a veces oculta el pasado
y otras veces lo deja florecer
en forma de recuerdos.


Hoy aparecieron las flores
todas muy cerca de vos
me acerque las olí y te sentí
muy cerca mío,
ahora sé que en el aroma
de las flores
vos renaces eternamente
y tal vez tu propósito
era hacerme un poquito más sabio.


Hoy sé que vos vivís feliz
en el aroma de esas flores
que tanto olías.


Federico Espinosa.

lunes, 7 de diciembre de 2015

El día pesa tanto como el mundo

El calor no da limosnas
asfixia
corroe y humedece
cada axila humana,
solo las moscas
disfrutan
encuentran cadáveres
de perros mutilados
y giran bajo el sol
llevándose pedazos
de perro muerto.


Casi sin aire
a lo lejos asoma
la tormenta
como una vieja despeinada,
sobre el techo
una araña cuelga
parece un sacrificio
a los dioses,
una hecatombe
que no llevara humo al olimpo.


El día pesa tanto como el mundo
mi ojos apenas soportan su peso
el sueño es una guadaña
esperando por mi cuello,
pesa tanto el mundo
que ya no cabe ni una flor
en mi espalda herida.


Federico Espinosa.

domingo, 6 de diciembre de 2015

El pájaro negro rompió la mañana



El pájaro negro
rompió la mañana
con su cuerpo nocturno,
su aleteo en la ventana
parecía un abanico
pariendo una pequeña noche.


Luego las alas se alejaban
cada movimiento abría
un edén oscuro en el cielo.


El pájaro se extinguió
en el lejano horizonte
llevaba su noche
a través del medio día
que empezaba a nacer.

Federico Espinosa.




Al Flaco Spinetta

  Te miro desde mi tiempo oigo tu voz fina y ardiente, una musa  se baña en tus rulos, y la otra coquetea con las cuerdas de tu guitarra rud...