Gris
como mirada de perro,
así ve el mundo
el pobre viejo Calfuqueo.
Y sabe que todo es un río de voces que pasan...
Su corazón frágil terciopelo añejo,
late envuelto en la rutina del tiempo
donde quedan las proezas del olvido.
Ha llegado a su estado definitivo,
arrastrando modas y revoluciones inacabadas
en su sombra dolorosa de hombre pasado,
busca la esencia de lo que fue
en la piel tersa de la uva
y en un pestañeo fugaz
solo encuentra sus arrugas.
Le duele el alma a Don Calfuqueo recordando las ausencias de su vida.
Como una fortaleza agrietada, su corazón resiste
el asedio de la parca amada,
y solo en sueños ve su derrota,
su triste caída
al funeral de la soledad
a las lágrimas de un día.
viernes, 17 de febrero de 2012
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