En el hilo fino del miedo
tiembla mi corazón,
tanto latir
para caer en este cuerpo,
tanto transito de sangre
para incendiar mi furia,
tanto, tanto, tanto,
y tan corto este respirar...
Te miro desde mi tiempo oigo tu voz fina y ardiente, una musa se baña en tus rulos, y la otra coquetea con las cuerdas de tu guitarra rud...
Me suena a una autoconfesión. Muy buena Federico, nos estaremos viendo un abrazo
ResponderEliminarY...y....tanto tanto que me quedo como soy.
ResponderEliminarBesos.
En todo poema hay algo de autoconfesión.
ResponderEliminarSaludos Jorge
Y siempre hay en el hombre algo de resignación.
ResponderEliminarSaludos Laura