miércoles, 16 de mayo de 2018

La plaza es el coliseo gitano

Amanece quebrada la mañana
por la lengua zíngara,
gritos, cuchillos en el aire,
mujeres en el piso,
autos y camionetas
rodeando la plaza.

Patada y golpes
caen como granizos
en una feroz tormenta,
el ruido a hueso roto
resuena en las caras,
las camisas rojas
por la sangre
de algún deshonor,
alguna niña robada
por algún gitano pobre
sin monedas de oros
ni autos viejos a la venta.

Pitbull contra Pitbull
se baten a muerte
los perros son fieles
hasta en la magna locura
de la arenga gitana.

Los cuchillos tajonean el aire
la muerte resuella
en las gargantas zíngaras,
las viejas matronas
pelo a pelo, teta a teta
se van despellejando el cuerpo.

Las sirenas policiales
se sienten y los gitanos
como lagartijas asustadas
desaparecen de la plaza,
camionetas y autos
forman parte del pasado.

Uno piensa en Romeo y Julieta
Capuletos y Montescos,
y también en gladiadores
batiéndose en el coliseo romano.

Los gitanos dejaron
tirados en la plaza
pedazos de pelo, pieles de teta,
gotas de sangre,
y un noble Pitbull agonizando.

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