Entre la bruma
defino
tu cara,
como una hoja,
como un atardecer,
como la oscura
garganta
de la noche.
Te desarmas
en recuerdos infinitos,
multiplicándote
como un milagro,
tienes ese suave silencio
de dios,
esa sutileza perfecta
de flor frente a la brisa.
Tus perfiles extraños
rasgan
mis pasiones dormidas,
y eres entonces
el fuego y el hielo,
la luz y la sombra,
el principio y el fin,
la mujer eterna,
la diosa infinita
y todo eso
que está más allá
de mis pobres palabras.
defino
tu cara,
como una hoja,
como un atardecer,
como la oscura
garganta
de la noche.
Te desarmas
en recuerdos infinitos,
multiplicándote
como un milagro,
tienes ese suave silencio
de dios,
esa sutileza perfecta
de flor frente a la brisa.
Tus perfiles extraños
rasgan
mis pasiones dormidas,
y eres entonces
el fuego y el hielo,
la luz y la sombra,
el principio y el fin,
la mujer eterna,
la diosa infinita
y todo eso
que está más allá
de mis pobres palabras.
Federico Espinosa.
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