Recojo de entre el ruido
estrepitoso de la ciudad
estas miguitas de palabras
apenas escuchadas
en el trajín furioso
de bocinas, autos locos
gritos desaforados,
las encuentro casi mudas,
tiritando de miedo
escondidas en la bocacalles,
yo las llamo a veces vienen
a mí,
y otras huyen espantadas
ya no creen en la voz del hombre,
esas palabritas tan abandonadas
tienen el temor de quedar enredadas
en las tumbas del cementerio,
la muerte no las alcanza pero si el olvido.
Federico Espinosa.
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