martes, 17 de septiembre de 2013

INOCENCIA



Pablo se levanto temprano, tomo el diario leyó las noticias, una guerra a punto de estallar, la pobreza avanzando en el mundo. Bien veamos que la dicen las noticias de su país, los piqueteros cortan rutas, asesinan a una niña frente a su abuela y en primera plana un político diciendo que pagara la deuda externa.
-Si yo supiera por que hay que pagar esa deuda- susurro Pablo
-Yo tampoco lo sé pero si no pagamos nuestras deudas nos cortan el gas, la luz y el agua- dijo su madre
Camino a la sucursal bancaria los pensamientos de Pablo rondaban alrededor de la foto del político. Mientras aguardaba en la fila dos hombres hablaban de economía, otros lo hacían del futbol del domingo, un hombre leía el diario donde el mismo político volvía a repetir que pagaría la deuda externa. El golpe seco de un sello hizo olvidar por un instante a Pablo el dilema que corría por su mente.
Al salir del banco el joven caminó hacia la plaza del barrio donde bajo un árbol lo esperabas su abuelo.
-Hola abuelo-
-Hola que haces Pablito- dijo el anciano mientras se quitaba las gafas y dejaba un libro al costado.
-Abuelo vos sabes porque hay que pagar la deuda externa- Hablo repentinamente el joven.
-Y será porque todas las deudas hay que pagarlas-
-Sí pero parece que esta deuda es de todos-
-Bueno basta de deudas que tu madre se va a preocupar si no llegas-
Pablo llego cansado a su casa.
Cerca de la medianoche se sentó frente al televisor, estaba resignado nadie le había podido explicar porque se debía pagar la deuda externa.
Comenzó a cambiar de canal la película le parecía aburrida, encontró un programa periodístico le llamo la atención, un periodista le hacía preguntas  a un sacerdote llamado Juan San Sebastián, de repente abrió sus ojos al fin alguien iba a responder lo que tanto había preguntado.
-¿La deuda externa?- pregunto el periodista
-Mejor sería llamarla la deuda eterna, en fin creo que la deuda externa es el pago a la esclavitud- respondió con un dejo de resignación.
El joven miro el suelo la respuesta lo entristeció.
-Pagar por ser esclavos y libres a la vez que triste es el mundo- dijo mientras el silencio cubría su pequeña inocencia herida.


Federico Espinosa.

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