Cuatro caballos, cuatro relinchos y ningún quejido.
Mi sangre es la sangre de América en este suele nace
y en este suelo muere.
Eramos felices, sin saber que por el mar infinito
venían los hijos del sol, con el corazón lleno de furia
y la muerte en sus manos, raros hechizeros de extraños
espejos de agua estancada, tramaban en su mente el fin
de mis hermanos, mataron a los niños, violaron a la mujeres,
pisotearon a nuestros dioses, silenciaron nuestra lengua
con su idioma de sueños, nos hablaron de su dios del amor
y la paz que pregonaba pero sin temblares la mano como a su hijo
nos crucificaban, se llevaron todo nos dejaron la esclavitud,
antes moríamos de viejos cumpliendo un ciclo natural, ahora
enfermos y azotados nuestra tumba es una mina.
Miro el cielo y el amado cóndor me regala su ultimo vuelo,
el alma es libre y una fuente de eterna esperanza,
que sera de toda esta sangre derramada, en mi ultimo horizonte
imagino libertad y un mundo sin razas donde todo sea hermandad.
Cuatro caballos, cuatro relinchos y una muerte que se extiende
por América bajo cantos de esperanza.
POEMA DEDICADO AL POETA Y AMIGO RODRIGO LUYO
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No hay palabras para agradecer tan inusual experiencia. Me siento muy honrado y cierta sonrojez apuntillada está garabateándome el rostro sin piedad. Es un homenaje sin merececimientos, sin miradas, con extensa y kilométrica distancia y que nació mientras charlábamos.
ResponderEliminarGracias mil.
Tu amigo, Rodrigo Luyo.
Amigo, desde el primer momento senti que eras una persona con una corazon y una sensibilidad distinta, eso hace que tus palabras caucen una emocion distinta, nunca cambies esa magia porque creeme si te lo propones llegaras muy lejos, y recuerda somos poetas autonomos nunca sectarios.
ResponderEliminarSaludos
Es un bello poema y tan cierto como la barbarie a la que fue sometido el aborígen de América.
ResponderEliminarSe habla y se discute sobre los holocaustos europeos (armenio y judío) y nada se dice sobre la casi desaparición en manos de los conquistadores europeos del pueblo natural americano.
Y los descendientes de esos conquistadores(me incluyo) todavía seguimos desgastando y desvastando a los pocos descendientes de aquellos aborigenes que poblaron el continente. Solo hay que mirar lo que pasó en Perú en manos de García (Rodrigo me pasó una página por demás clara).
Saludos
Gracias Silvia me alegro que te halla gustado este poema.
ResponderEliminarSaludos