De nada le sirve al pobre borracho arrojar la botella, el hecho es que se ha bebido todo el vino, y grita a los cuatro vientos que la nada esta en su cuerpo, la anciana lo mira y piensa en voz alta -Pobre tonto no mereces ni mi lastima- el borracho la escucha y responde -Señora yo no quiero su lastima acaso no escucho que la nada esta en mi cuerpo-.
Bajo del colectivo camino por calles semi oscuras con veredas pintadas con la tristeza humana de la incertidumbre, veo una sombra entre las bolsas de basura y una vos apenas perceptible me dice -No me ayudes la nada esta en mi cuerpo- no respondo pero mientras camino pienso que por fin la nada ha conseguido un cuerpo, una forma, acaso por alguna obra de los dioses su cuerpo se parece a los hombres.
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