Ni las alas en pleno vuelo
aseguran un buen destino,
se gastan las plumas
y ya en el suelo
el cuero se pone duro.
Con qué poco nos hacemos cadáveres.
Ya no sé si es tan frágil la vida
o tan infalible la muerte.
Acá cae una nueva mañana
y allá en Siria una nueva bomba.
El destino es esa mierda
de hombre crucificado.
No hablo de dioses ni de dios
digo de este hombre tan en vos y tan en mi.
Federico Espinosa
jueves, 17 de noviembre de 2016
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