como quien mira
un libro de historia,
en el asomo al mundo
uno escala día a día
las alturas de sus sueños,
la vejez parece entrar
por las manos
el cuerpo es un nido
frente a la tempestad
de las horas.
La sombra es mi lado cobarde
niega su huella al camino de tierra,
querer estar como cualquier naipe barato
enredado
en el azar de tu destino,
y sin embargo
a la hora del juego
soy la última carta
en el mazo,
la baraja con el arlequín
de manos arrugadas.
Federico Espinosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario