El calor no da limosnas
asfixia
corroe y humedece
cada axila humana,
solo las moscas
disfrutan
encuentran cadáveres
de perros mutilados
y giran bajo el sol
llevándose pedazos
de perro muerto.
Casi sin aire
a lo lejos asoma
la tormenta
como una vieja despeinada,
sobre el techo
una araña cuelga
parece un sacrificio
a los dioses,
una hecatombe
que no llevara humo al olimpo.
El día pesa tanto como el mundo
mi ojos apenas soportan su peso
el sueño es una guadaña
esperando por mi cuello,
pesa tanto el mundo
que ya no cabe ni una flor
en mi espalda herida.
Federico Espinosa.
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