Siempre a esta hora miro el cielo
desconozco el motivo
de este acto,
miro hacia arriba y no hay estrellas
una profunda oscuridad
dibuja el cuerpo obsceno del silencio,
a la misma hora uno mis ojos
con la mirada negra de la noche
intento entender la voz de dios
pero el cielo que miro
es una boca muda.
Callado contemplo
las ruinas del imperio
miro mi sombra
no hay milagros en ella
soy el cuerpo de la derrota
hecho a imagen y semejanza
de este mutismo llamado dios.
Federico Espinosa
Muy bueno, Fede. Abrazo
ResponderEliminarGracias por tu lectura y comentario Horacio, un gran abrazo.
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