la más hermosa muerte,
que la caída sea placer
que el adiós se vista
de una terrible sonrisa.
Que te lleves el silencio
y dejes las palabras
que muerte no sea callar
sino ladrarle a la vida.
Recuerdo a las madres espartanas.
-Con el escudo o sobre el-
decían ellas.
En cambio mi madre decía.
-Con la palabra o sobre la palabra
pero nunca, nunca sin ella-.
Hoy envuelto en la noche me aferro a la palabra
y busco darle a mi muerte la belleza del ocaso.
Federico Espinosa.
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