Tu piel se hace recuerdo
sobre el abismo de la noche
los latidos caen livianos
como naipes viejos en el aire,
¿que habrá sido de tu sonrisa
de tu perfil de ese instante
que cerraba la forma de tu alegría?
Del amor solo quedaron garabatos
pequeñas luces que encienden
la tela negra del cielo,
pequeñas explosiones
que hacen sangrar el pasado.
A veces el olvido vuelve
y aletea adentro
como un pájaro enjaulado,
y otras veces es el esqueleto
de un pájaro triste
que te araña te reclama
el último aleteo
escondido en la nostalgia
de la mirada.
En un pestañeo llegas
y en un simple suspiro te vas,
acaso seas palabras, palabras
y nada más
o quizás este silencio atroz
después del punto final.
Federico Espinosa.
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