Salí a caminar y me atrapo una ilusión,
camine con Sábato por el túnel,
luego Cortázar me invito al juego de su rayuela.
Un ángel gris hablaba con Dolina, y de los versos
azules del mar Alfonsina salia caminando en la inquietud del rosal.
Sentados Martin Fierro y José Hernandez hablaban,
y Borges los escuchaba y en su mirada había laberintos de oscuridad,
cuando de pronto estallo el fervor de Buenos Aires.
martes, 28 de abril de 2009
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Al Flaco Spinetta
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