Dejamos ir la tarde
la vamos perdiendo
en la caminata,
se desenvuelve
de nuestro tiempo
como una bandera
que flamea sin mástil
el río también se va
aunque su paisaje
parezca siempre igual
sus aguas a cada segundo
son otras,
todo es irse
por caminos
donde el trazo no existe,
por la huella
habitada de ausencia
miramos tanto
pero es grande la ceguera
cuando los ojos
están en otro lado
es absurdo
esto de andar acá
pensando en estar allá
el alambrado no detiene
el vuelo de la mariposa
hay alas
que vuelan por encima
de cualquier acto privado
todo transcurre
en apenas un instante,
ojala llegue rápido
la palabra noche
los turnos en la guardia
son clones de días perdidos.
Federico Espinosa
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