De tanto querer
ver
no vemos
y se nos
oscurece
la vida
el detalle
de ese cielo sin
estrellas
es un signo
traduciendo el
silencio
los dioses se ríen
desde su placida
lejanía
a una utopía de
distancia
muestran su
ceguera
las gotas caen
con esa sinrazón
de lo preciso
con la certeza
de que la
austera tierra las recibirá
miramos el
horizonte
de las horas
las huellas como
un presagio
nos encuentran
el naufragio
es una mirada vacía
una voz
que no delata su
forma
vemos apenas
un destello
que emerge del
cuerpo
vemos esa mínima
distancia
que recorre la
vida
los hombres
lloran
una pena
invisible
un dolor sin
cuerpo
avanzando como
un río
no ver cuando
enceguece la luz
y pensar en
Edipo
en ese segundo
que precede
a la tragedia de
la sangre en los ojos.
Jesús Espinosa
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