Te miro desde mi tiempo
oigo tu voz
fina y ardiente,
una musa
se baña en tus rulos,
y la otra
coquetea con las cuerdas
de tu guitarra ruda.
Y hablas y decís poesía
y desperdigás melodías
y el mundo es más lindo
todo lo que cantas
se vuelve paz
amor en el aire.
Seguís hablando
desde ese pasado
que atesora
la vieja cinta
de un vhs,
una caja mágica
donde la muerte
parece haber muerto.
Y te haces mar
te escucho
soy
un pequeño
apóstol
rendido a tu religión,
multiplicando la paz
pintas un nuevo mundo
y muchas muchachas
descienden hasta el alba
y en el papel
de sus ojos escriben la vida.
El universo ya te abraza
en la tierra
falta tu luz
tu serena sombra,
falta tú eléctrica mirada
y la ternura
de tu voz jugando entre las hojas.
Todavía desde lo vivo
los apóstoles
le dan alas a tu legado.
Esto no es una religión
es el verbo del amor.