En el parque
Un cuerpo frente a
otro
el punto de encuentro
es la mirada
donde empiezan
a desnudarse las pieles.
En los ojos del
pájaro
hay un asombro de cuerpo sin alas.
El hombre en cambio
sólo ve un ave
enjaulada por la monotonía
de sus ojos sin asombro.
Dos luces creando oscuridad
En la mano la rama
dibuja un sol
el sol dibuja una
sombra parecida a una rama
la mano siente la
sequedad del leño
y anida en ella de
forma silenciosa el calor solar.
Si este sol enorme
cayera sobre el parque
desarmaría con su
fuego todas las figuras,
de todo haría la
más insignificante nada.
El abuelo crea
formas con la varilla
es ese dios oculto
deformado por el tiempo.
Los rayos como
dedos fundidos
vierten luz sobre
los cuerpos
que se estiran a lo
largo
como una utopía
oscura.
El sol y el viejo
pelean por el parque
hacen y deshacen
figuras
destejen las
ausencias de una luz oscura
Los Recuerdos
Se desvanece el
perro a la distancia
quizás irse es eso
o tal vez
desvanecerse
es el único sentido
que nos espera.
Las presencias son absorbidas
por la luz y el
tiempo
los arboles tiesos
del parque
son apenas un
bostezo deforme.
A veces la memoria
se hace
con voces y cantos guardados
en el caracol de los años.
De que servirán los
cuerpos si a cada paso se desarman
y en vez de ropa y músculos
nos va cubriendo el olvido.
En el parque no
solo se desteje el mundo
también nosotros
y el minúsculo universo
de los recuerdos.
Espinosa Federico