martes, 9 de agosto de 2016

Asumo los pasos de mi errancia

Me levanto regreso al mundo
resucito con el agua en la cara,
le robo el Nestum al bebé, 
salgo los trámites me joden
pago el alquiler
una de las mejores maneras
de despilfarrar dinero,
me voy al centro
busco una revista de poesía
y no la encuentro,
debo ir al correo
pero quiero dejarlo para la tarde
me come el remordimiento
a veces uno se toma
demasiado en serio las cosas,
el sol el poncho de los pobres
hace un poco más suave la mañana,
miro vidrieras
lo que ayer valía unos pesos
hoy vale casi una vida,
estoy en una ciudad siempre gris
no sé si el destino es trágico
en la disquera suena Uomo del sud de Piazzola
siento tanta tristeza
yo soy un chico del sur
no sé qué demonios
hago en esta ciudad,
extraño la lluvia eterna,
la nieve silenciosa,
el ruido de ola de los álamos;
aunque uno se estire como un elástico
tu origen te hace volver,
tantas veces envidie a los loros
que siempre se iban sabiendo
que en unos meses volverían,
ya sé que uno toma decisiones
que vienen consecuencias
y que hay que asumirlas
pero hoy como nunca extraño
y asumo los pasos de mi errancia.
Federico Espinosa.

sábado, 6 de agosto de 2016

Poema a Ana Bolena

(Escrito bajo el delirio de un vino añejo)
La luz entrando por la ventana
llenando de claridad la habitación,
iluminando sobre la cama el cuerpo desnudo de Ana.
Sus dos hermosos montes blancos y su división
yacen cerca de mis manos que la cubren como guantes de lana,
tantas palabras para decir simplemente,
¡que linda es la cola de Ana!
La mesa de luz posa un vaso de agua en extinción,
que deja rodar una gota sobre la superficie plana…
Enciendo el ventilador que gira como una eterna
canción, tu cuerpo desnudo se estremece y te cubres
con la sabana.
El sol acapara todo el cuarto como una gran explosión
y trasluce debajo de las sabanas los tristes pezones de Ana,
que resurge de la cama y camina desnuda hacia la ventana.
Sonríe y con mucha sensualidad cierra las ventanas de mi imaginación.
Federico Espinosa.

Al Flaco Spinetta

  Te miro desde mi tiempo oigo tu voz fina y ardiente, una musa  se baña en tus rulos, y la otra coquetea con las cuerdas de tu guitarra rud...